jueves, 7 de julio de 2022

En algun lugar

En algún lugar.

Por: Moisés Alejandro Caballero

 

México, enero de 2020. Con un país convulsionado por la violencia, la presidencia de la Republica anuncia la rifa del avión presidencial.

En un pequeño municipio al centro del país; con bombo y platillo, se inauguró una sucursal del 'Banco del Bienestar' en la esquina que bordea la plaza principal, institución del Gobierno Federal para beneficio de los más necesitados y lugar de venta de los billetes para la rifa del avión presidencial. Unas semanas después, Úrsula, una maestra de secundaria jubilada de la Secretaría de Educación Pública, que vivía en ese lejano pueblo, al cual exaltaba diciéndoles a sus alumnos: “jóvenes, vivimos en el pueblo que el maestro Agustín Yáñez consagró en su novela Al Filo del Agua”, decidió comprar un boleto para la rifa,  “jovencita, deme un boleto para la rifa del avión… mmmm, vamos a ver … sí, este número está bien”, al entregarle el boleto, se le solicitó también el llenado de un pequeño talón con datos generales del comprador y en la última línea, ‘Nombre del beneficiario en caso de fallecimiento’. Úrsula tarda un momento antes de responder la pregunta, “Matías. Matías será mi beneficiario, pobre tontito, si todas las personas fuéramos como él, el mundo sería otro … ochenta y tres, trece, trece, bonito número” su cara pintaba una sonrisa. De camino a casa pensó “¿qué haría si me saco un avión?, Me iría a recorrer el mundo”, sonrió pensativa, “con lo que gano de pensión, no podré ponerle gasolina y menos pagarle a un guapo piloto de avión, de esos como de película; mejor lo vendo en un millón … ¡No¡, es muy poco, mejor en mil millones … ¡yo que sé cuánto cuesta un avión! Con ese dinero pondría una escuela para el rescate de las tradiciones del pueblo, dónde los jóvenes aprenderían a hacer comida tradicional, música y artesanía” una mueca de enojo y tristeza apareció en su cara. “A ver si así evito que esos desgraciados de las camionetas se lleven a nuestros niños. Me dijo Juan, el dueño de la tienda de abarrotes, que cuando se los llevan, muchos no regresan y cuando regresan, su mirada está inyectada de sangre y han perdido la sonrisa; dice él, que el dinero que traen está sucio …”.

Ya en casa y antes de poner el boleto debajo de la imagen de San Judas, patrono del pueblo; leyó en la parte trasera: el sorteo será transmitido por todas las difusoras de radio del país y los canales de televisión abierta el 15 de septiembre de 2020, en punto de las 18 horas.

Martes 15 de septiembre, seis de la tarde. Por las calles del pueblo circulan unas camionetas a alta velocidad. Úrsula boleto en mano y después de pedirle el milagro a San Juditas, prende la radio y una voz alegre y optimista da inicio al sorteo, “número ocho”, grita una voz infantil; “número tres”, “número uno”, “número tres”, “numero u” …. El eco de la voz infantil, se mezcla y se pierde ante el sonido de los disparos de alto calibre que se escuchan en la calle. Úrsula se asoma por la ventana, las ráfagas ensordecen. Matías corre temeroso a su habitación buscando evadir la realidad haciéndose nudo sobre la cama. Úrsula observa en cámara lenta como los cristales de su ventana estallan, al mismo tiempo siente una patada en el pecho que la atraviesa hasta la espalda, trata de respirar, pero el sabor a sangre que brota de su garganta se lo impide … “número tres”, dice la voz infantil desde la radio.  Las explosiones cesan, gente corriendo, se escuchan gritos y llantos, Matías, aún con el cuerpo temblando de miedo cae en un sueño obscuro y tranquilo, “el número ganador es ochenta y tres, trece” … “Guardia Nacional abra la puerta …” Matías, da un salto de la cama, moviendo la cola y ladrando le avisa a Úrsula la llegada de un extraño, pero ella ya no despierta … “numero ganador ochenta y tres, trece, trece. Le mandamos un fuerte abrazo a Doña Úrsula desde la cabina de …” y así sin saberlo, Matías era el nuevo dueño de un avión tan lujoso, que ni los Obama tuvieron.

lunes, 16 de mayo de 2022

ANIMAS

 POR:MOISES ALEJANDRO CABALLERO

Todos sabemos que en el Camino de Compostela van andando animas que prometieron algo al Apóstol Santiago y no lo pudieron pagar; porque no les alcanzo la vida o porque no les importó pagar después de que se les hizo el milagro. Dicen que las animas necesitan quien las jale, ellas no pueden caminar el Camino solo porque lo deben, necesitan pegarse a alguien que las pueda ir jalando, por eso los caminantes algunas veces sienten que van cargando más de lo que echaron en su mochila, cada paso es más pesado que el anterior, porque van jalando. Las animas escogen al caminanate para hacer el camino, ellas lo cuidan, no les conviene que no llegues a Santiago de Compostela, necesitan abrazar la imagen del Apóstol; ellas no pueden descansar, ni se pueden ir; se dice que en la obscuridad ven a lo lejos un campo luminoso lleno de estrellas, que les llama y sienten la necesidad de acercarse, pero no pueden; la única manera de acercarse es esperar junto a los “cruceros” a que algún caminante pase cerca para pegársele.

Cuando un caminante muere en el camino sus compañeros ponen sus botas en los túmulos de piedras o algún recuerdo de su persona para honrarlo, pero las animas retiene su alma y le animan a seguir el Camino hacia Santiago de Compostela, el alma del caminante no tiene por qué esperar, ella sigue su camino y cuando llega ante el Apóstol este la nombra Caballero de Santiago para que proteja a los peregrinos.

Las animas están al borde del camino, por eso los peregrinos deben seguir las flechas amarillas para no salir de la ruta, ya que, si se pierde el paso o se pierde el camino, seguramente alguna anima necesitada se amarrará a su pie izquierdo para que la jale y la lleve ante al Apóstol. Por eso caminante-peregrino, llega con alegría a ver al Apóstol Santiago, porque quizá y solo quizá, no solo tú alma estés rescatando. Buen Camino.

viernes, 13 de mayo de 2022

Mi Camino

Por: Moisés Alejandro Caballero

México año 2011. Tres años antes y en cada primavera mi amigo insistía, “vamos a hacer el Camino”, -¿qué diablos es eso del camino?-, “el camino de Santiago de Compostela”, -no, se dé que hablas-. Me prestó una película en ingles que se llama “The Way”, leí a Pablo Cohelo, me envió páginas de Internet con información y finalmente me dijo “Yo te pago el avión. Este año es el Jubileo”. Me despedí de mi mujer y de mis hijos e iniciamos el viaje, 12 horas después aterrizamos en Barcelona; “¿¡Barcelona!?, ¿que estamos haciendo en Barcelona?”, ¡que mejor! Pensé; nos paramos frente al mar puse mis rodillas en la arena húmeda y con mis labios toqué el agua, andando llegamos a su majestuosa catedral gótica, ahí, compramos por un euro un acordeón de papel que por un lado tiene una cuadricula y por el otro un mapa que indica las diferentes rutas de peregrinación a Santiago de Compostela, recibimos nuestro primer sello. Al día siguiente y con boletos en mano nos disponíamos a abordar un tren que nos llevaría a Sarria donde iniciaríamos nuestro peregrinar. “Se cancelaron todas las salidas, el bosque estaba incendiado”. Le propuse a mi amigo “¡Vámonos a Ibiza!”, “No, yo vine a hacer el camino y llegaré a Compostela”. Nos subieron a un autobús que pretendía recorrer España de sur a norte en una noche y lo logro; sorteado el incendio y un corto tramo en tren llegamos a Sarria, al siguiente día iniciaría nuestro camino. En cada paso bromeábamos y reíamos, con los kilómetros se nos acabaron las palabras, la mochila se hacía a cada paso más pesada, los zapatos se calentaban, en el horizonte se veía la torre que te recibe en Portomarín, poco antes del puente me tiré de espalda en el suelo y le dije a mi amigo -ya no puedo-, los caminantes pasaban y decían “Buen Camino, Buen Camino, ya falta poco”, tirado en el suelo como una tortuga boca arriba, pensé, nadie va a cargar mi mochila, con la mano de mi amigo como soporte me levanté y con mi último aliento llegué al pie de la escalinata de la torre que te recibe en el pueblo, un caminante me dijo “llevas mucho peso amigo”, a duras penas subí la escalera y una vez en el hostal, abrí mi mochila y me di cuenta de todas las cosas innecesaria que llevaba cargando, mis botas nuevas me sacaron ampolla sobre ampolla, las deje en el camino. Al siguiente día mi amigo inicio su peregrinar a las 6 de la mañana, yo me subí a un autobús rumbo a Palas de Rey. Esperando a mi compañero y solo en la plaza principal, abrí mis sentidos para escuchar lo que me quería decir el Camino, pero no entendí nada; mi amigo llego ya entrada la tarde y le dije “Yo ya no voy a caminar”, pero el Apóstol tenía otros planes para mí, al día siguiente aun de madrugada mi amigo continuo su andar, así que me dirigí al bar de la esquina para desayunar una café con leche y una rebana de empanada, pague un par de euros a una camioneta para que se llevaran las mochilas a Arzúa, eran las 7:30 hrs., el autobús de pasajeros salía a las 12 del medio día, los caminantes salían y desde lejos me decían “Mexicano, Buen Camino”, finalmente a las 8:30 botella de agua en mano y dos barras de chocolate en el bolsillo del pantalón, caminando tome la ruta hacia Arzúa, pasando por Melide y su pulpo gallego, las pequeñas iglesias que te encuentras revelan si eres observador, las marcas de los constructores. En mi andar, encontré muchas personas que en momentos me acompañaban, después se quedaban atrás o avanzaban más rápido. Por la noche llegué a Arzúa, encontré a mi amigo y compartimos anécdotas de la travesía con caminantes de diversas partes del mundo, esas almas que confluimos en ese punto del tiempo compartimos la magia del camino entre risas y cantos. Al siguiente día llegamos a Santiago de Compostela la inmensa Catedral impone desde que la observas a la lejanía. Una de las puertas laterales tiene en su parte superior un Crismón diferente, no es el Alfa y Omega, este en su configuración dicta: Omega y Alfa -el que entra por aquí muere y vuelve a nacer- renacido, llegué a la columna del peregrino, misma que fue tocada por San Francisco de Asís, fui a la tumba del Apóstol Santiago y subí una pequeña escalinata para abrazar su imagen, en la misa del peregrino seis monjes jalaban una gran cuerda que impulsaba el movimiento del Gran Botafumeiro, el cual con la velocidad de su trayectoria me hizo creer que los monjes dejaban el suelo. Tumbado en la plaza del Obradoiro mientras caía la noche, los fuegos artificiales iluminaban el cielo y se llevaba a cabo la fiesta del Jubileo, entendí lo que el Apóstol Santiago me quería enseñar en el Camino y así fue: “Nadie te va a ayudar con tu carga, debes deshacerte de lo que no te deja avanzar, viaja ligero”, “no tengas apego por las cosas, ya que te pueden sacar ampollas”, “las personas que te acompañan, en algún momento encontraran su paso y te dejaran para que tu encuentres el tuyo”, “si te pierdes, solo busca una fecha amarilla y síguela, al final; te estará esperando Santiago de Compostela".

lunes, 11 de abril de 2022

AMNESIA - UN CUENTO SOBRE LA VIDA

 AMNESIA

Por: Moisés Caballero

Era un lindo día, el sol pegaba levemente en mis piernas cubiertas por una frazada que me había llevado

mi hija, el pequeño vaso de té que sostenía en mi mano reflejaba una pequeña estrella de luz sobre el

piso. Ella se acercó con esa tristeza en la cara que solo te deja el desamor; tomo una silla y con un vaso

de té se sentó a mi lado. Solo el olor verde del pasto, el sol y los pequeños insectos acompañaban el

momento, entonces dije. Anímate, te voy a contar una historia.

Hace mucho tiempo, cuando aún pensaba, que la vida era tan larga que podía comerme el

mundo de una mordida; tres de mis amigos y yo, organizamos un viaje a la playa, porque uno de

ellos nunca había visto el mar. Con un auto prestado, poco dinero, la sonrisa en la cara y sin el

dueño del auto, partimos tres de cuatro. Con el ansia de llegar a ningún lado, subimos la sierra

que separaba nuestra ciudad del mar; en la bajada, las balatas del auto se calentaron hasta

quemarse y tuvimos que detenernos para cambiarlas y ajustar los frenos; mientras tanto, en el

puesto de cocos que se encontraba a un lado del taller comimos pulpa extraída de la cascara,

tan suave como una gelatina y, comiendo ese suculento manjar terminamos con la ropa

manchada de violeta. Al punto de llegar al mar, nos detuvimos a pie de carretera para que

nuestro amigo conociera esa gran masa de agua salada, reímos y tomamos fotografías. Ya

cayendo el sol llegamos a nuestro destino, el hambre nos hacia un hueco en el estómago, vimos

una pequeña cabaña que ofrecía pescado frito y cerveza, se escuchaba en el ambiente una

guitarra española tocando rumba flamenca, la carta estaba escrita en un pizarrón negro con gis

blanco, que decía con grandes letras HUACHINANGO; satisfechos, seguimos nuestro camino

hacia un hotel donde pasar la noche, era una torre de entre diez o doce plantas sobre la

recepción, una alberca modesta a un lado de la playa, un lobby bar con pista de baile, televisores

en las paredes y un divertido grupo en vivo que tocaba música pop de los ochentas. La noche era

nuestra, después de refrescarnos y perfumarnos, bajamos al lobby bar y pedimos una mesa;

para nuestra sorpresa nos instalaron en una que estaba ocupada; dado que, la filosofía del hotel

era que las personas convivieran mientras rompían barreras y fronteras sin importar su origen;

después de unos minutos de silencio, sonrisas nubladas y miradas evasivas que trataban de

encontrar detalles divertidos en el espacio del bar, me di cuenta de lo afortunados que éramos,

nos habían sentado en la mesa de seis bellos especímenes humanos femeninos; que sin temor a

equivocarme, se encontraban entre nuestro rango de edad; cuatro de ellas norte americanas y

las dos restantes italianas; mi corazón se aceleró, al percatarme de que estaba sentado justo a

un lado de una de ellas; el espacio que nos separaba, eventualmente se cerraba por el

movimiento de nuestros cuerpos haciendo que los vellos de nuestros brazos se tocaran creando

un lindo cosquilleo que nos hacía voltear y hacer que nuestros ojos se encontraran; su sonrisa,

su manera de quitarse el fleco de la frente, el olor a perfume mezclado con crema bloqueadora,

ese movimiento indiferente.

Esos errores casuales que se agradecen toda la vida. Tomo sin darse cuenta mi cajetilla de

cigarros; sacó uno y se lo puso en la boca; sagaz como un depredador al acecho, al percatarme

de la valiosa oportunidad que me daba el destino, tomé su encendedor y lo prendí en lo que ella

lo buscaba; volteó a verme. Nuestros ojos se encontraron finalmente es un punto de contacto


directo, ese color castaño me absorbió, todo era perfecto, todo encajaba en una auténtica

armonía, sus movimientos, su pelo, su olor, el timbre de su voz, su estatura, el color de su piel,

su risa, sus uñas; la perfección en el universo existía. Aun con el cigarro en la boca, dijo en un

español bastante precario; ese es mío; y yo respondí, esos son míos.

Beatrice, “La que trae alegría” era su nombre; la cerveza, el tequila, los vinos italianos, el cigarro,

la música, la briza marina, la noche; nos llevó en un principio a rozar nuestras manos, después a

tocarnos el cabello, mostrarnos las pulseras y collares con sus significados místicos y mágicos.

Era perfecta, bailábamos; sentía en mis manos su cuerpo húmedo moviéndose al ritmo de la

música, la cadencia de la batería me llevó a tocar su espalda húmeda, sentí su pecho pegado al

mío, mi sudor se mezcló con el de ella, nuestros cuerpos se movían al unísono en el ritmo

prefecto del cosmos. Nuestros labios se encontraron y la vida era infinita; su respiración en mis

oídos me hacía sentir perfecto; el bajo volumen de su voz que me sugería que subiéramos a su

habitación me sacó el corazón del pecho, quise llorar. ¡Dios existe!, ¡gracias!, ¡gracias!; el exceso

de alcohol, la noche, el sonido de la batería retumbando en mis oídos y aun confundido por la

propuesta, la tome de la mano presione el botón de la puerta del elevador, mientras la

empujaba contra la pared y la besaba como si me hiciera daño separarme de esos labios, la

puerta se abrió, entramos en el pequeño cubículo, la presione contra el espejo, mientras ella,

con una fugas mirada localizo el botón de su piso y lo presionó, seguí besándola mientras

nuestro transporte al cielo hacia su trabajo; abrió su bolsa de mano con apuro como si el tiempo

se nos fuera a acabar, saco la llave y entramos, aun sin prender la luz encontré la orilla de la

cama, una luz de baño desviada se reflejó en mí, ella se enjuagaba la cara mientras con la otra

mano se recargaba en el espejo; con movimientos torpes, escuche con su mal español. ¿Me

puedes traer un refresco de cola por favor? tengo mucha sed; mi cuerpo se levantó

automáticamente, salí de la habitación, cerré la puerta, apresuradamente y con pasos torpes

por el exceso de alcohol me dirigí al elevador, presione el botón, baje al lobby, el bar estaba

cerrado, con un nudo en la garganta le roge al barman que me vendiera una lata de Coca-Cola,

se agacho y puso el refresco en la barra, con indiferencia y casi molesto solo dijo; ciento

cincuenta pesos. ¿Qué? Mi mente me trajo la imagen de ese bello ser que esperaba apagar su

sed con el producto de mi encomienda, saque un billete de doscientos pesos, lo deje en la barra

y corrí hacia el elevador, presione el botón, se abrieron las puertas, entré a la pequeña capsula, y

al tener frente a mí esa maldita lista de botones, mi mente recibió un disparo de nieve que creo

un agujero tan grande que todo se había convertido en obscuridad, cerré los ojos, me recargue

en la puerta cerrada del elevador, mire hacia arriba, el foco sombrío del techo se reía de mí,

recargue mi frente en el frio metal que sostenía los botones, quise golpear mi frente hasta

romperla con la esquina del marco de la puerta … solo me quedo gritar … ¡BEATRICE! ¿Dónde

estás? … no podía recordar el piso ni el número de habitación. Salí corriendo a los jardines que

rodeaban la alberca y grité … ¡BEATRICE!... ¡BEATRICE!, de uno de los balcones salió una voz que

decía. ¡Deja de gritar imbécil, vas a despertar a mi hijo! Desesperado corrí a recepción y

pregunte por Beatrice, un joven somnoliento abrió un libro de pastas duras donde se anotaban a

los titulares de cada habitación y pregunto. Beatrice… ¿Qué?; con la sangre hirviendo le

conteste. ¡No sé! no conozco su apellido, pero ¿cuantas italianas tienes registradas?, me volteo

a ver con cara de. Vete a la mierda… frustrado decidí sentarme en el lobby hasta que bajara, mis

ojos se cerraban, la boca se me secaba; me tumbe un poco en el sofá de la recepción, un guardia


de seguridad me pregunto por mi habitación y me invito a retirarme, trate de seguir despierto;

la noche concluía y el día empezaba a nacer … con un calor insoportable, una noche sin dormir y

la resaca que me aprisionaba la cabeza, vi llegar la mañana con olores de cocina, niños corriendo

con inflables y adultos con traje de baño listos para disfrutar del mar. En la espera, aparecieron

mis amigos listos para partir … me aferre al mueble, pero ya no teníamos dinero para pagar otra

noche … caminando y volteando siempre hacia atrás, con la esperanza de ver su silueta en

cualquier sombra, me subí al auto y ya entrado en camino, destape la Coca-Cola y me eché a

dormir.

Mi hija volteo a verme con una sonrisa en los labios y dijo, ¡Ay! Papá tú y tus historias … No recuerdo el

hotel, no recuerdo la fecha, ya no recuerdo sus facciones. Pero 55 años después, aquellos antes jóvenes

amigos, siguen haciendo bromas al respecto.

lunes, 2 de marzo de 2020

MATIAS - UN CUENTO SOBRE EL GOBIERNO MEXICANO (4T)

Cuando despertó, descubrió que había ganado el avión presidencial … Úrsula, una maestra jubilada de la SEP, plaza heredada, por su finado padre mediante gestiones sindicales, vivía donde decía ella a sus alumnos “jóvenes, vivimos en el pueblo que el maestro Agustín Yáñez consagra en su novela ‘Al Filo del Agua’ …”, justificaba que con eso estimulaba la lectura. Semanas antes, con bombo y platillo, en la esquina que bordea la plaza principal se abrió una sucursal del 'Banco del Bienestar', lugar de venta de los billetes para la rifa que haría el Gobierno Federal del avión presidencial, estos con un valor de quinientos pesos. Úrsula, llegó a la ventanilla “jovencita, deme un boleto para la rifa del avión… mmmm, vamos a ver … si este número está bien”, al entregarle el boleto, se le solicita también el llenado de un pequeño talón con datos generales del comprador y en la última línea “Nombre del beneficiario en caso de fallecimiento:”. Úrsula tarda un momento después de leer la pregunta, “Matías. Matías será mi beneficiario, pobre tontito, si todas las personas fuéramos como él, el mundo sería otro … ochenta y tres, trece, trece, bonito número”, de camino a casa pensó “ … ¿qué haría si me saco un avión?, Me iría a recorrer el mundo, jajajaja, con lo que gano de pensión, no podré ponerle gasolina y menos pagarle a un guapo piloto de avión, de esos como de película, jajaja, mejor lo vendo en un millón … ¡No¡ es muy poco, mejor en mil millones, ¡yo que sé cuánto cuesta un avión!; con ese dinero pondría una escuela comunitaria para el rescate de las tradiciones del pueblo, dónde los jóvenes aprenderían a hacer comida tradicional, música y artesanía. A ver si así, evito que esos desgraciados de las camionetas se lleven a nuestros niños; dice el del abarrotes, que cuando se los llevan, muchos no regresan y cuando regresan, su mirada está inyectada de sangre y han perdido la sonrisa; dice él, que el dinero que traen está sucio …”, llegando a casa y antes de poner el boleto debajo de la imagen de San Judas, patrono del pueblo; leyó en la parte trasera “el sorteo será transmitido por todas las difusoras de radio del país y los canales de televisión abierta, el viernes 13 de marzo de 2020, en punto de las 18 horas tiempo de México”. Viernes 13 de marzo, seis de la tarde. En la calle se ven circular unas camionetas. Úrsula boleto en mano prende la radio, una voz alegre y optimista da inicio al sorteo, “numero ocho”, una voz infantil repite el número, “numero tres”, “numero uno”, “numero tres”, “numero u” …. El eco de la voz infantil se mezcla con un estruendo, son balazos. Úrsula se asoma por la ventana. Las ráfagas ensordecen. Matías corre; en su condición le afectan mucho las explosiones, se mete a su habitación y se sube a su cama haciéndose nudo para evadir la realidad. Úrsula, observa en cámara lenta estallar los cristales de su ventana, al tiempo una patada de mula en el pecho que la atraviesa hasta la espalda, trata de respirar, pero el sabor a sangre que brota por su boca le impide seguir … “numero tres”, repite una voz infantil “numero tres”.  De pronto silencio, algunas voces en la calle, Matías, aún con escalofríos cae en un sueño obscuro y tranquilo, “el número ganador es ochenta y tres, trece” … “Guardia Nacional abra la puerta …” Matías, da un salto de la cama, moviendo la cola y ladrando le avisa a Úrsula la llegada de un extraño, pero ella ya no despierta … “numero ganador ochenta y tres, trece, trece. Le mandamos un fuerte abrazo a Doña Úrsula desde la cabina de …” y él sin saberlo, despertó siendo el dueño del Avión Presidencial.

MACRO EN VBA PARA EXCEL - SUMA TODAS LAS CELDAS DE DIFERENTES ARCHIVOS CON EL MISMO FORMATO

SUMA LA MISMA CELDA EN DIFERENTES ARCHIVOS DE EXCEL Y EL RESULTADO LO LOCALIZA EN LA MISMA CELDA DEL ARCHIVO EN EL QUE SE EJECUTE EL MACRO, TODOS LOS ARCHIVOS A SUMAR DEBEN ESTAR EN LA MISMA CARPETA

Sub nombredelmacro()

'--- VARIABLES ---
    '--- hoja es el número de la pestaña en excell
    hoja = 12

    '--- a es un contador
    a = 0

    '--- letras es el arreglo de la posición de la columna en excel
    Dim letras
    letras = Array("k", "l", "n", "o", "q", "r", "t", "u", "w", "x", "z", "aa", "ac", "ad")

     '--- logletr es el numero de columnas del array letras menos uno por que empieza en cero
    logletr = 13

    '--- li y ls rango de renglones
    li = 370
    ls = 389

    '--- pasos es el Step del for
    pasos = 1
    Dim valores(280) As Integer
   
   
'----
   
    primero = ActiveWorkbook.Name
    Sheets(hoja).Select
'--- NOMBRE DE CARPETA DONDE SE DEBEN GUARDAR TODOS LOS ARCHIVOS
    ChDir "C:\directorio\"
    archi = Dir("*.xl*")
    Do While archi <> primero
        a = 0
        Workbooks.Open archi
        For c = li To ls Step pasos
            For posletra = 0 To logletr
                celda = letras(posletra) + CStr(c)
                If IsNumeric(Sheets(hoja).Range(celda).Value) Then
                    valores(a) = valores(a) + Sheets(hoja).Range(celda).Value
                Else
                    valores(a) = valores(a) + 0
                End If
                a = a + 1
            Next
        Next
       
        ActiveWorkbook.Close False
        archi = Dir()
    Loop
   
    a = 0
   
    For x = li To ls Step pasos
        For posletra = 0 To logletr
            celda = letras(posletra) + CStr(x)
            Range(celda).Select
            ActiveCell.Value = valores(a)
           
            a = a + 1
        Next
    Next
End Sub